NI UNA MENOS
Quisiera tener cosas dulces que escribir,
pero tengo que decidir y me decido por la rabia.
Cinco mujeres hoy han sido asesinadas
y a la hora, por lo menos, veinte mujeres violadas.
Eso que solo es un día en Guatemala,
multiplícalo y sabrás por qué estamos enojadas.
No voy a andar con pinzas para quien no entienda
que esto es una emergencia y estamos preparadas.
No soy pacifista no me exijan cosas que no ofrezco.
No pedí un pedestal ni lo merezco.
Soy como las otras, hartas de andar con miedo,
agresiva porque es la forma en que me defiendo.
No tengo privilegio que proteja este cuerpo.
En la calle creen que soy un blanco perfecto,
pero soy negra como mi bandera y valiente,
en nombre mío y en el de todas mis bisabuelas.
La curandera que murió de tantos golpes
porque el hombre que la amaba realmente la odiaba.
La otra que fue abandonada con un hijo
y cuando se enfermó tuvo que mandarlo a un hospicio.
Esta va por mí porque a los 15 años
me atravesó la cara un golpe desde su mano
porque ningún humano se hizo presente
el día que un delincuente me dejó el pezón marcado.
Esto va por la niña de 9 años
obligada a un embarazo porque la violó su hermano.
Una niña sin derechos porque el clero
considera que el aborto es peor que lo que le han hecho.
Me remito a los hechos.
No voy a explicarle con dibujos a ningún macho de esos
que creen que con su intelectualidad nos van a venir a
educar sentados en sus privilegios.
No tengo privilegio que proteja este cuerpo.
En la calle creen que soy un blanco perfecto,
pero soy negra como mi bandera y valiente,
en nombre mío y en el de todas mis bisabuelas.
Cuéntanos bien, en las calles somos miles
desde México hasta Chile y en el planeta entero
en pie de lucha porque vivas nos queremos.
No tenemos miedo, no queremos a ni una menos.
Díganme loca histérica y exagerada,
pero hoy canto en mi nombre
y en el de todas mis hermanas.
No nos acusen de violentas, esto es autodefensa.
Estamos en resistencia, ya no somos indefensas.
Pero soy negra como mi bandera y valiente,
en nombre mío y en el de todas mis bisabuelas.
Rebeca Lane
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