AMANECER Mundo carnal, la primavera, resina en los dedos, pegajosos después de abrazar el árbol de palma y la corteza pegada, su opresión débil que despierta con un toque de rojo y los ojos velado por la tristeza, la prohibición se puede descubrir el centro del corazón. ¿Cuál fue mi voluntad pero subir a los árboles, llegar a la cima y ver las estrellas por la noche brillando en silencio? Se despertó en el mundo, ahora amanece y sin su voluntad se queda atónito, la pereza infinita, la soledad de nuestro manantial infinito alegrÃa que exhala esta amenaza, esta melancolÃa. Adela Zamudio
Blog de la Biblioteca del IES Aricel