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Mostrando entradas de febrero, 2023

Ven, que te dé un verso: "Un poema", Agustín García Calvo

Un poema Tú, cuya mano me ha bañado de un fuego transparente las espaldas, cuyos ojos en claros naufragios hundieron algunos principios elementales de mi alma, tú eres mi patria. Tú, que no tienes apellido, que no sé si eres pájaro o si alcándara, que de todos tus brazos las letras de plomo cayéndose han ido, como si fueran nueces vanas, tú eres mis padres y mi patria. Tú, que ni tú te acuerdas dónde tendiste a orear las nubes blancas, que de tantos amores que tienes confundes el nombre de todos los días de cada semana, tú eres mi Dios y mis padres y mi patria. Tú, que tan dulcemente besas que el cielo bocabajo se volcaba, y que no se sabía de quién ya la lengua, de quién la saliva, de puro sabrosa y templada, tú eres mis leyes y mi Dios y mis padres y mi patria. Tú, que apacientas calaveras por las praderas de la verde África y a los rojos leones les echas de pasto las rosas de leche de luna de Nuruquimagua, tú eres mi ejército y mis leyes y mi

Ven, que te dé un verso: "Corazones", Ana Alonso

  CORAZONES   No me mandes corazones: esas miniaturas rojas y azucaradas, no saben qué significa un latido. Mándame palabras. Pero no adjetivos tan ligeros como pelotas de golf ni nombres de purpurina (princesa, cielo, muñeca).                          Sobre todo, no me mandes adverbios: nuncas y siempres, que ese mundo en blanco y negro no puede ser mi película. Si acaso, mándame verbos de acción: ir, volar, marcharse, o simplemente querer con latidos que no caben en una fila de emojis, o simplemente querer sin adornos y sin miedos.                       Ana Alonso

Ven, que te dé un verso: "Se equivocó la paloma", Rafael Alberti

  METAMORFOSIS DEL CLAVEL [Fragmentos] … Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al Norte, fue al Sur. Creyó que el trigo era agua. Se equivocaba. Creyó que el mar era el cielo; que la noche, la mañana. Se equivocaba. Que las estrellas, rocío; que la calor, la nevada. Se equivocaba. Que la falda era tu blusa; que tu corazón, su casa. Se equivocaba. (Ella se durmió en la orilla. Tú, en la cumbre de una rama). …                                    Rafael Alberti