Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2020

Ven, que te dé un verso: "Te quiero", Luis Cernuda.

Semana del 27 al 31 de enero de 2020 TE QUIERO Te quiero. Te lo he dicho con el viento jugueteando tal un animalillo en la arena o iracundo como órgano tempestuoso; te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles y sonríe en todas las cosas inocentes; te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas; te lo he dicho con las plantas, leves caricias transparentes que se cubren de rubor repentino; te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela un fondo de sombra; te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría, con el hastío, con las terribles palabras. Pero así no me basta: más allá de la vida, quiero decírtelo con la muerte; más allá del amor, quiero decírtelo con el olvido. Luis Cernuda

Ven, que te dé un verso: "Huida", Ana Alonso.

Semana del 20 al 24 de enero de 2020 HUIDA No querer estar en un sitio  es un derecho. Nadie debería ser prisionero de sí mismo. Y en nuestros pensamientos,  igual que en los hoteles de largos corredores, habría que poner por todas partes carteles verdes bien visibles con el siguiente rótulo: "Salida". Ana Alonso

Ven, que te dé un verso: "Las hilanderas", Ana Castro.

Semana del 13 al 17 de enero de 2020 LAS HILANDERAS Mi hermana es la primera mujer de mi familia que no sabe coser. Perplejas, nos miramos las unas a las otras y nos culpamos en silencio. Cómo ha podido pasar, si las mujeres de mi familia arreglamos todo así, cosiendo, si las mujeres de mi familia hilvanamos la aguja siempre a la primera y sentimos que así se calma un poco el mundo. Comentamos este hecho aterradas y nos preguntamos cómo será su vida cuando esté sola. Cómo criará a sus hijos, cómo cuidará las plantas, cómo se asomará al balcón, si no sabe coser. Nos parece imposible que sin saber coser una pueda salir adelante en la vida. Luego, nos acordamos de los tiempos de ahora, la vida moderna, y nos decimos que lo que importa no tiene arreglo. La abuela no quería que sus hijas aprendieran a coser. Pensaba que así tendrían un trabajo. Yo, que trabajo, también sé coser y me resulta inconcebible no tener una aguja y un dedal a mano (por lo que pueda pasar). Al fin y al cabo, nos