Del 14 al 18 de marzo
Las cosas de casa / 3
Tiene grandes ventajas la poesía,
por ejemplo sentarse
en el banco discreto de una plaza
y contemplar la vida como si ya
no se estuviera vivo.
Advertimos entonces,
como si fuera un don antes no usado,
la gracia saltimbanqui
de algunos gorriones,
la feroz resistencia de las hojas
a ser pasto del viento,
y el río manantial
que titila en los ojos del anciano.
Cabe también
llegar hasta los puertos
y descubrir que el mar se ensancha en cada ola,
o pararse a la sombra de una encina
e imaginar que allí, antes que tú,
posó su espalda un centurión cansado
de servir a Pompeyo.
Sí,
tiene grandes ventajas la poesía,
y un único y fatal inconveniente:
el poeta, atrapado en el vicio de soñar,
acude siempre tarde
a las citas de amor
y a la oficina.
El tiempo de los bárbaros
ALEJANDRO PEDREGOSA
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