AMANECER
Mundo
carnal, la primavera,
resina
en los dedos, pegajosos
después
de abrazar el árbol de palma y
la
corteza pegada,
su
opresión débil que despierta
con
un toque de rojo y los ojos
velado
por la tristeza, la prohibición
se
puede descubrir el centro
del
corazón.
¿Cuál
fue mi voluntad
pero
subir a los árboles,
llegar
a la cima
y
ver las estrellas por la noche
brillando
en silencio?
Se
despertó en el mundo, ahora amanece
y
sin su voluntad se queda atónito,
la
pereza infinita, la soledad
de
nuestro manantial infinito
alegría
que exhala esta amenaza,
esta
melancolía.
Adela
Zamudio
Comentarios
Publicar un comentario