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Ven, que te dé un verso: "Oficio de crisálida", Guadalupe Grande

 

OFICIO DE CRISÁLIDA

 

Durante un tiempo estuve muerta:

hubo hambre y cansancio,

y el sonido del mar y el aroma de los alimentos

y la luz de la vida poblándose, reuniéndose,

pero algo estuvo muerto.

 

              (nada existe más allá del instante

               nada germina nada surge

               las horas pasan sin hacer ruido

               niebla que empaña cuanto toca)

 

Fue imposible rastrear los pasos en el tapiz

y ni siquiera hubo obstinación,

pues lo primero que un muerto pierde es la memoria;

comencé a olvidar sin ningún plan ni itinerario

y no hubo signo premonitorio

que advirtiera la llegada de esa calamidad.

 

            (acariciaste mi sombra afanosamente amor

 pero entonces ya estaba muerta

hilachas de deseo en la piel y espuma muerta en la

 boca

que estar muerto es triste y dura mucho e indigna a

quien lo presencia)

 

Durante un tiempo estuve muerta

como una crisálida guardada en una caja de cartón,

detenida en el umbral, olvidada del gusano y de la mariposa.

Instante perpetuo, cómo duele despertar de tu sosegada indiferencia,

de tu dócil y atónita bondad.

 

                                             La vida nos sabe a poco

                                            el mar no nos basta.

                                            Somos un signo de interrogación

                                           que ha perdido su pregunta.

                        

                                                                                    Guadalupe Grande

 

 

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