Retomamos hoy la tradición del poema semanal que pusimos en marcha hace ya muchos años, tirando del hilo maravilloso de la profesora Andrea Villarrubia.
Para empezar este curso, hemos elegido este poema de la poeta estadounidense Emily Dickinson, cuya obra permaneció casi por completo oculta e inédita hasta después de su muerte. El volumen del que hemos sacado el poema, y que tenéis a vuestra disposición en la biblioteca, es, además, una preciosa edición ilustrada de su obra: El viento comenzó a mecer la hierba.
Su sencillez verdadera a la hora de hablar de las cuestiones esenciales de la vida y la sutileza de sus versos, son muy apropiadas para este tiempo farragoso y pesado.
Esperando, pues, que la poesía sea estos meses luz y alivio en días plomizos, iniciamos estos poemas semanales.
"La esperanza" es esa cosa con plumas
que se posa en el alma,
y canta una canción sin letra,
y nunca, nunca se calla.
Y más dulce suena en el temporal,
y fuerte debe ser la tormenta
que pueda acallar al pajarillo
que a tantos consuela.
Lo he oído en las tierras más frías
y en los más exóticos mares,
aunque jamás me pidió una migaja,
ni en las mayores adversidades.
Emily Dickinson
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