Semana del 11 al 15 de noviembre
LOS
ABRAZOS TAN ANCHOS QUE NO DIMOS
Hablo
de los que aman
desde
la cátedra simple
de
su beso.
Los
que se fían al amor
y
no al destino
los
que oponen sus sencillos
recuerdos
a los graves olvidos.
Uno
aprende de ellos
en
calles-parques-guarderías
en
mañanas tiernas o tardes
envejecidas.
Algo
tenemos que aprender del cartero
muchas
cosas desoladas o dulces
por
ejemplo, cómo se guarda a través
de
los años
con
alguna nostalgia y no poca ternura
esa
carta extraviada de amor
con
corazones rotos garabateados
en
los bordes
y
puntos suspensivos como lágrimas.
La
verdedora de ramitos ingenuos de reseda
algo
tiene que darnos más allá
de
la flor
más
acá de su precaria sonrisa sin abonos.
En
el ir y venir de la casa
a
los suburbios tremendos de la vida
vamos
aprendiendo
cuánto
dolor cuesta cosechar el trigo
cuánta
alegría cosechar el trigo
cuánta
sangre se cuela por el surco
que
nos toca
cuántos
frutos reclama la fatiga.
En
el ir y venir de la casa
a
los pedios tan lindos
de
la vida
qué
lecciones tremendas aprendemos,
el
manojo de amor que postergamos
los
abrazos tan anchos que no dimos
el
sueño que esquivamos
todo
está allí en perfecto orden
esperándonos.
Uno
aprende de la mirada de otros
de
la grave ternura de los otros
de
los que aman con palabras sencillas
como
un buenas tardes
como
un buenos días
¡Pero
buenos de veras!
Ana Ilce Gómez
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