Hemos comenzado este mes con la VI edición de nuestro concurso de microrrelatos. Como siempre, había que construir un texto a partir de una frase dada. En esta ocasión, la frase era "No se acostó la noche de Navidad" y pertenecía al cuento de Chéjov "Vanka", que leímos ayer para terminar el trimestre.
Se trata de un cuento triste, pero sutil y necesario, que nos cuenta la historia de la carta que un niño huérfano escribe a su abuelo con la esperanza de que venga a buscarlo.
Lo leyeron Laura, Diana, María, Rocío, Marta e Irene, y Emma tocó el piano. Fue en el gimnasio; no teníamos esta vez el abrigo de los libros, pero sus voces y su música nos arroparon.
Antes del cuento, tuvimos la suerte de oír a la Coral Polifónica de Albolote.
Estos son los microrrelatos ganadores y clasificados. Hubo un error en el anuncio del fallo del jurado, que ahora corregirmos. No dejéis de leerlos, porque os sorprenderán.
Primera categoría
Microrrelato
clasificado
En aquel
frío diciembre, sus manos comenzaron a ser frágiles, su rostro pálido, y ya no
se acordaba de mi nombre, ni de los ratos juntas cuando mamá trabajaba. Supe,
que como a cualquier persona de esa edad, mi abuela, se estaba preparando para
su decadencia. Empezó a evadirse, pero en la noche de Navidad comenzó a cantar
cada villancico como lo venía haciendo desde su infancia, sin dejar atrás una
sola letra. Quise quedarme en ese instante toda mi vida. Ella era feliz y yo
feliz de verla. Ese año no se acostó la noche de Navidad, y ahora, en pleno
calor de julio, seguimos cantando villancicos en la fría habitación de este
hospital.
Lucía Medina Moreno, 2º BTO C
Iván venía
de su último día de colegio antes de Navidad. Se encontró con una perra
abandonada y se la llevó a casa. Su madre Alicia es veterinaria y la examinó.
Descubrió que estaba embarazada y no quería dejarla abandonada. La cuidaron
hasta que el día antes de Navidad se puso de parto. Iván no se acostó la noche
de Navidad, pues no quería dejar sola a la perrilla. Al día siguiente, la
perrilla, Dana, tuvo a sus cachorros. Iván había tenido la mejor noche de navidad
de su vida y nunca se separó de Dana y sus cachorros.
Paula Cortacero López, 3º ESO A
Se miró en
el espejo y entrecerró los ojos viendo la desastrosa forma que había adoptado
la raya que acaba de dibujar en su ojo. Soltó un resoplido y se dispuso a coger
el desmaquillante. Cantaba una canción que solía gustarle a su madre, Era la
primera vez que no tenía que pasar nochebuena con su familia, primera vez sin
comentarios dolorosos, sin sonrisas forzadas… Suspiró. Minutos después salió de
su cuarto ajustándose los tacones, fuera esperaba una chica preciosa, arañando
su teléfono con las uñas, impaciente. Se dirigieron al coche y salieron
escopeteadas riendo y cantando las canciones que sonaban en la radio durante
todo el camino. Pararon el coche y, cogidas de la mano entraron a la fiesta. No
se acostaron la noche de navidad.
Lucía Palma Martínez, 4º ESO D
Microrrelato
clasificado
La magia de
la Navidad
En vísperas
de Nochebuena, Lucas esperaba la llegada del día veinticinco para recibir sus
regalos. Sus amigos le decía que Papá Noel
no existía y, dispuesto a demostrárselo, no se acostó la noche de
Navidad. Se sentó en el salón con su manta, su cámara de fotos y su cacao,
dispuesto a aguantar toda la noche sin dormir. Al final lo consiguió, pero se
entristeció al ver que no había venido y, por lo tanto, no tendría regalos. Se
acercó al árbol y, ¡allí estaban todos los regalos! Se quedó alucinado, había
estado toda la noche despierto y no había visto nada. En la mesa había escrita
una nota de Papá Noel que decía: “La magia existe para quien cree en ella.
Cuando intentas descubrir el truco, la magia se rompe. Solo podrás conocerme si
crees en mí”.
David Pérez Martínez, 1º ESO G
Microrrelato
ganador
Una visita
inesperada
El joven
vivía en una caseta alejada de la civilización, situada en una colina. Este año
no se acostó la noche de Navidad, afrontaría la tristeza que sentía al estar
solo en una noche como esa.
-Debo
alegrarme, ¡es Navidad!- dijo, aunque no le convencieron sus palabras.
De repente,
llamaron a la puerta. Él se sorprendió de recibir visita. Al abrir la puerta,
no vio nada:
-Será una
broma- pensó.
Pero, cuando
levantó la vista, se quedó fascinado. Nadie le creería si dijera lo que vio. La
luna emanaba un color rojizo, y en ella se veía una sombra, que cada vez estaba
más cerca de él.
Miguel Ángel Montero Gómez, 1º ESO E
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