Todos los martes finales de mes, desde hace tres, un grupo de alumnos y alumnas colaboradores de la biblioteca, acompañados de dos profesoras, acuden a leer al Centro de día Catedi, de Albolote. Se reúnen en el vestíbulo a las 10:15, repasan lo que van a leer ese día y salen caminando a buen paso (en parte por el frío y en parte por la necesidad de aprovechar el tiempo allí hasta que vuelvan para el recreo).
El centro se encuentra a pocos metros del instituto, pero el camino de ida y de vuelta no es el mismo. A la ida, vamos hablando casi siempre de clases, profesores, asignaturas, de las calles de su pueblo por las que pasamos. De vuelta, comenzamos a andar aún inmersos en las conversación con las personas mayores con las que hemos estado; sus recuerdos, sus experiencias de vida y su ternura a la hora de hablar de su familia vienen con nosotros. Al volver, ya no hablamos del instituto, y tampoco de los libros, sino de la vida.
Ya estamos deseando volver el próximo martes.
El centro se encuentra a pocos metros del instituto, pero el camino de ida y de vuelta no es el mismo. A la ida, vamos hablando casi siempre de clases, profesores, asignaturas, de las calles de su pueblo por las que pasamos. De vuelta, comenzamos a andar aún inmersos en las conversación con las personas mayores con las que hemos estado; sus recuerdos, sus experiencias de vida y su ternura a la hora de hablar de su familia vienen con nosotros. Al volver, ya no hablamos del instituto, y tampoco de los libros, sino de la vida.
Ya estamos deseando volver el próximo martes.
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