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El poema de la semana

Del 19 al 23 de octubre

          Fidel Villar Ribot, poeta granadino, profesor, crítico literario, director del Aula de poesía de la UGR y uno de los grandes activistas de la ciudad de Granada, nos dejó hace un año tras una larga y dura enfermedad.
          Su energía, obra y esfuerzo vivo los dedicó a recuperar la memoria de otros grandes como Jorge Guillén, Elena Martín Vivaldi, José Saramago o José Heredia Maya, entre otros.
Docente apasionado, restó importancia a las diversas publicaciones de su propia obra en narrativa y poesía.           Comprometido con sus principios y ejerciendo un discurso coherente entre su palabra y  la acción en su vida, no consintió en venderse al chantaje capitalista de algunas editoriales, ni tener una actitud servil al poder político para obtener beneficios personales. Por ello su nombre no tiene el eco que merecería, por haber sido dueño de su libertad creadora y de su independencia estética frente a la moda del momento.
          En justo reconocimiento  se publica este mes su trilogía poética póstuma, El humo de los labios, de la que se extrae el poema de esta semana. En esta trilogía Fidel Villar Ribot habla del goce psicoanalítico amalgámico y de la delgadez fronteriza entre el placer y el dolor, el amor y el desamor, entre la vida y la muerte.

          Este texto representa la agonía del poeta, que, a sabiendas de que llegaba su muerte, ya no pudo luchar más,  todo ello en un monólogo dramático inexorable.


UNA ENFERMEDAD DEL TIEMPO

En la mansedumbre del abandono
escuchas acabarse
la música que recrea la vida.
Tan sólo un rumor entonces queda,
temblando en los despojos.

El amor es el único naufragio
donde decides a solas hundirte.
Ya tan solo te sacia la memoria
y la lengua para llamar al día
por el paso sereno de las horas.
En el espejo contemplas la máscara
que  conoce tu rostro
al margen del dolor y la sonrisa.

Detrás te ves apenas balbuciente
como el humo extinto de las cenizas.
Inocente de la culpa de vivir,
guardas el desnudo de tu muerte
para rendirte en la última sombra.


Fidel Villar Ribot  



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