SOBRE LA VOCACIÓN LITERARIA
No todo lo que surca el aire vuela.
Observemos por ejemplo esta piedra
que abandona la mano
robusta del muchacho
para impactar en un escaparate
o en el cráneo marchito del poeta
que eres tú.
Volar requiere un punto de destreza
y una exquisita vocación de cielo;
por descontado va la valentía
de mantenerse solo,
suspenso, aleteando,
en la clara conciencia de que abajo
–espino y barro–
se apostan a millar
los tiradores.
Alejandro
Pedregosa
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