CORAZONES
No
me mandes corazones:
esas
miniaturas rojas
y
azucaradas, no saben
qué
significa un latido.
Mándame
palabras. Pero
no
adjetivos tan ligeros
como
pelotas de golf
ni
nombres de purpurina
Sobre
todo, no me mandes
adverbios:
nuncas y siempres,
que
ese mundo en blanco y negro
no
puede ser mi película.
Si
acaso, mándame verbos
de
acción: ir, volar, marcharse,
o
simplemente querer
con
latidos que no caben
en
una fila de emojis,
o
simplemente querer
sin
adornos y sin miedos.
Ana
Alonso
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